En el Mesolítico, hacia el 8.000 a.C. aparece por primera vez la figura humana como protagonista de la representación, esta vez con mujeres incluidas. La zona en esta ocasión se circunscribe al Mediterráneo, con una preponderancia muy especial del Levante español. Las figuras humanas más antiguas se encontraron en Sicilia. Consisten en unas escenas en las cuales se agrupan unos personajes desnudos, plasmados con naturalidad, de cuerpos atléticos en ejercicios dinámicos que sugieren algún tipo de danza o acrobacia. Las pinturas levantinas se datan hacia el 5.000 a.C. y se descubrieron en la década de 1930. Se diferencian de las pinturas rupestres del Paleolítico en que no se realizan en lo más recóndito de una cueva, sino en abrigos naturales, casi expuestos a la vista. La conservación ha sido posible en primer lugar a lo benigno del clima mediterráneo, y en segundo a la formación de velos de estalagmitas sobre ellas, que las protegen y las hacen casi invisibles en muchos casos: es necesario mojarlas para apreciarlas; esto impide atentados de vandalismo, pero al mismo tiempo dificulta su reproducción mecánica (grabado, fotografía...). Las escenas más frecuentes en la pintura levantina están protagonizadas por grupos de seres humanos, hombres y mujeres, ocupados en diversas tareas agrícolas y ganaderas, como la recolección de miel o el pastoreo de rebaños. La última fase de la pintura prehistórica se desarrolla durante el Neolítico, un período revolucionario en el cual aparece la agricultura y el establecimiento de comunidades sedentarias en Oriente Próximo y Medio hacia el 8.000-6.000 a.C. La pintura plasma ya escenas correctamente construidas, aunque todavía carecen de marco o línea de suelo. La técnica se perfecciona notablemente: los pigmentos ya no se aplican directamente sobre la roca, sino sobre la roca preparada con yeso, lo que las hace más vívidas y precisas. Sin embargo, pese a los adelantos, durante el final del Neolítico, en las Edades de Piedra, Bronce y Hierro, el desarrollo de nuevos materiales condujo a cierto abandono de la pintura a favor de la escultura, la cerámica y las primeras construcciones arquitectónicos.
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En el Mesolítico, hacia el 8.000 a.C. aparece por primera vez la figura humana como protagonista de la representación, esta vez con mujeres incluidas. La zona en esta ocasión se circunscribe al Mediterráneo, con una preponderancia muy especial del Levante español. Las figuras humanas más antiguas se encontraron en Sicilia. Consisten en unas escenas en las cuales se agrupan unos personajes desnudos, plasmados con naturalidad, de cuerpos atléticos en ejercicios dinámicos que sugieren algún tipo de danza o acrobacia. Las pinturas levantinas se datan hacia el 5.000 a.C. y se descubrieron en la década de 1930. Se diferencian de las pinturas rupestres del Paleolítico en que no se realizan en lo más recóndito de una cueva, sino en abrigos naturales, casi expuestos a la vista. La conservación ha sido posible en primer lugar a lo benigno del clima mediterráneo, y en segundo a la formación de velos de estalagmitas sobre ellas, que las protegen y las hacen casi invisibles en muchos casos: es necesario mojarlas para apreciarlas; esto impide atentados de vandalismo, pero al mismo tiempo dificulta su reproducción mecánica (grabado, fotografía...). Las escenas más frecuentes en la pintura levantina están protagonizadas por grupos de seres humanos, hombres y mujeres, ocupados en diversas tareas agrícolas y ganaderas, como la recolección de miel o el pastoreo de rebaños. La última fase de la pintura prehistórica se desarrolla durante el Neolítico, un período revolucionario en el cual aparece la agricultura y el establecimiento de comunidades sedentarias en Oriente Próximo y Medio hacia el 8.000-6.000 a.C. La pintura plasma ya escenas correctamente construidas, aunque todavía carecen de marco o línea de suelo. La técnica se perfecciona notablemente: los pigmentos ya no se aplican directamente sobre la roca, sino sobre la roca preparada con yeso, lo que las hace más vívidas y precisas. Sin embargo, pese a los adelantos, durante el final del Neolítico, en las Edades de Piedra, Bronce y Hierro, el desarrollo de nuevos materiales condujo a cierto abandono de la pintura a favor de la escultura, la cerámica y las primeras construcciones arquitectónicos.
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